Derecho

29 de enero de 2024

Sobre la relación entre salario mínimo e inflación y el rol de las expectativas

Por: Juan Camilo Villar Otálora.

La pregunta sobre cómo la fijación del Salario Mínimo (SM) tiene implicaciones sobre la inflación y su persistencia, cobra mayor relevancia con las recientes publicaciones de los datos asociados al Índice de Precios al Consumidor (IPC) para 2023, presentados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), y del incremento del SM decretado por el Gobierno Nacional y que regirá para 2024.

En ese orden de ideas, es pertinente hacer alusión a los cuatro canales mediante los cuales la variación del SM puede afectar a los precios: (i) Un aumento del SM repercute en un incremento de los costos laborales, los cuales se trasladan al precio final de los bienes y servicios generando presiones inflacionarias; (ii) Un aumento del SM genera variaciones positivas en el consumo y en el gasto presionando al alza los precios al consumidor; (iii) Dada la indexación de algunos servicios en función del aumento del SM, esta práctica tiene efectos directos sobre el IPC ; y, (IV) la formación de expectativas de los agentes sobre el desempeño futuro de la economía, y en particular de los precios.

Es necesario recordar que el ajuste de 12,0% realizado vía Decreto 2292 de 2023 debe entenderse en términos nominales, esto es sin descontar el efecto inflacionario. Así las cosas, y teniendo en cuenta que la variación anual del IPC para 2023 fue de 9,28%, en términos reales el aumento para los 2,24 millones de individuos que devengan un SM es de 2,72%. Al efectuar el análisis tomando el nivel de ingresos, aquellos individuos remunerados con esta cuantía y que son catalogados como pobres o vulnerables experimentarán, en términos reales, un aumento de 3,81% y 3,27%. Lo anterior dado que la variación del IPC para estos niveles fue de 8,19% y 8,69%, respectivamente.

Ahora bien, con el aumento del SM se estima que los costos laborales mensuales de contratar un trabajador sumen, aproximadamente, un total $2.068.000. En ese sentido, la literatura especializada ha mostrado que empresas con poder de mercado tienen mayor posibilidad de traspasar el incremento del SM a los consumidores, sobre todo en sectores dedicados a la producción y/o comercialización de alimentos, medicinas y a la prestación de servicios de educación y conexos, generando una presión inflacionaria sobre la economía.

Teniendo en cuenta que de las 12 divisiones del gasto que componen el IPC, las de alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles (33,12), alimentos y bebidas no alcohólicas (15,05) y transporte (12,93) son las que mayor ponderación tienen al momento de calcular el indicador, probablemente los aumentos en el consumo y en el gasto derivados de un mayor ingreso causado, a su vez, por el aumento del SM, deriven en un proceso generador de inflación. Al realizar el mismo razonamiento según la clasificación de los bienes, un aumento del SM se relaciona con una inflación más alta de los ítems que solo se consumen donde se producen frente a aquellos que se pueden exportar e importar, lo cual es concordante con la teoría y la evidencia empírica.

Sabiendo que existen diversos cobros cuyo incremento anual está indexado al aumento del SM, y pese a que el Gobierno Nacional ha venido eliminando ciertos rubros a efectos de preservar el poder adquisitivo de los individuos, para 2024 las cuotas moderadoras, los copagos, la Vivienda de Interés Social (VIS) y de Interés Prioritario (VIP), las categorías de las Cajas de Compensación Familiar (CCF), como otros trámites relacionados con sectores de agricultura, educación, hacienda, comercio, industria y turismo se verán afectados con esta variación que afecta al total de ocupados.

Finalmente, la formación de expectativas tiene relevancia significativa en la dinámica de los salarios y los precios. Para dar mayor claridad a lo anterior, se debe primero explicar la llamada espiral inflacionaria, esto es: partiendo de que la economía colombiana enfrenta un shock inflacionario persistente en el tiempo representado por el aumento de precios, y dado que el SM está indexado al IPC, su aumento provoca incrementos en los costos de producción que, a su vez, fomentan una variación del costo de las materias primas que deriva en un nuevo aumento de precios, generando mayor inflación.

En línea con lo anterior, cuando hogares y empresas prevén que la inflación futura será igual a la actual, el shock inflacionario origina que los trabajadores exijan un mayor SM para compensar la inflación futura que perciben como alta. El proceso adaptativo de expectativas entonces deriva en un aumento de la inflación y a que esta se sitúe por encima de la meta de inflación del Banco de la República (3,0%) durante un período prolongado, tal y como se ha visto durante los dos últimos años. Caso contrario se origina cuando existe un proceso racional de expectativas donde los agentes ven el shock como temporal, dando lugar a que el crecimiento del SM y la inflación vuelvan con rapidez a su meta y se mantengan anclados.